Una alumna más
-Me excita la inteligencia- sí, ya sé que parece una frase robada a Tokio, protagonista de la Casa de Papel, pero es que al igual que ella, me ha tocado cada “profesor” en mi vida que solo puedo describir con los respectivos tres puntos suspensivos. He de admitir, por si hasta el momento no lo habéis notado, me gustan maduritos e intelectuales, y a mi alcance, por razones del destino, lo más cercano a esas aspiraciones ha sido el personal docente, desde la enseñanza secundaria y hasta la universidad, aunque no reniego que quizás en la de postgrado pueda haber algún afortunado…
El caso es que sentirse una alumna más, cuando sabes al dedillo lo que se oculta tras la bragueta del pantalón, cuando eres la depositaria de miraditas, guiñitos y medias sonrisas, no vale la nota, pero el morbo no tiene precio…
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