A la orilla de la chimenea
Hoy todo es diferente, hoy no bebo café, en cambio el té se enfría en la mesa, hoy no hay calor, sino un viento húmedo que me regresa a cierto lugar a la orilla del mar, hoy no hago este cuento para reírme, o recordar un mal trago, hoy tengo una sonrisa nostálgica en el rostro y un remolino en el pecho, hoy vengo a hablarles del hombre perfecto. No nos engañemos más, no seamos tan duras con la vida, el hombre perfecto sí que existe, solo que viene en diferentes formatos para cada una. Quizás me tome más líneas de lo normal, pero se las merece, todas y cada una. Nos conocemos de toda la vida, pues es prácticamente parte de la familia; pero no empecé a notarlo hasta que cumplí los dieciocho años. Ese invierno fue muy parecido a los anteriores, las reuniones de navidad fueron como siempre, familiares y divertidas, a excepción de un insignificante detalle de pelo rojo y mirada dulce. Aquel año descubrí que detrás del chico con el que pasaba normalmente mis fines de año, se escondía un homb...