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Mostrando entradas de julio, 2020

A la orilla de la chimenea

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Hoy todo es diferente, hoy no bebo café, en cambio el té se enfría en la mesa, hoy no hay calor, sino un viento húmedo que me regresa a cierto lugar a la orilla del mar, hoy no hago este cuento para reírme, o recordar un mal trago, hoy tengo una sonrisa nostálgica en el rostro y un remolino en el pecho, hoy vengo a hablarles del hombre perfecto. No nos engañemos más, no seamos tan duras con la vida, el hombre perfecto sí que existe, solo que viene en diferentes formatos para cada una. Quizás me tome más líneas de lo normal, pero se las merece, todas y cada una. Nos conocemos de toda la vida, pues es prácticamente parte de la familia; pero no empecé a notarlo hasta que cumplí los dieciocho años. Ese invierno fue muy parecido a los anteriores, las reuniones de navidad fueron como siempre, familiares y divertidas, a excepción de un insignificante detalle de pelo rojo y mirada dulce. Aquel año descubrí que detrás del chico con el que pasaba normalmente mis fines de año, se escondía un homb...

En silencio ha tenido que ser

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Entras a un bar, con la música a tope, el humo de cientos de cigarrillos contaminando el cerrado espacio, gente bailando, conversando a gritos para sobrepasar la música, intercambiando sudor y otros fluidos, y allá, en la otra punta de la barra, pidiendo un gin-tonic, está “el chico del bar” ese que se sienta ahí, etéreo, imperturbable y ajeno y cuya función es llamar la atención de manera inalcanzable, hasta que llegue “la chica”, esa por la que vale la pena pagar un trago extra. Supongamos entonces que esa chica eres tú, el barman te entrega un Martini, cortesía del caballero de la barra, que te mira levantando su copa en un brindis silencioso, esperando que respondas a su coqueteo y des una señal para acercarse a ti. Te haces la difícil un rato más y bailas donde te pueda ver, regalando a sus ojos tus mejores movimientos, hasta que viene a donde estás tú y coloca su mano en tu cadera provocadoramente. Respiran casi el mismo oxígeno y se dicen de todo en ese mirar de ojos profundos y...

Hola, linda

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Soy consciente de que mi colega de blog ya ha redactado un artículo dedicado al ligoteo cibernético, pero en este apartado no me voy a referir a una conversación entre dos personas con intenciones reciprocas y ánimo lúdico, no. Voy a dedicarlo a esos originales y atrevidos usuarios de las redes sociales que no encuentran otra manera de iniciar un intercambio que diciendo: Hola, linda. Estoy segura de que alguien ha tratado de investigar a estos sujetos como patrón de conducta psicológico, y si no es así, tomen nota, que propongo el tema para la tesis de diploma de cualquier estudiante de la psique humana. Es impresionante la frecuencia con la que llega a mi sección de mensajes un saludo de esta naturaleza, que dice tanto con tan pocas palabras. En esa simple frase se esconde una enmarañada red de pensamientos: vi tu foto mientras tiburoneaba en busca de víctimas y como no te conozco y no tengo nada más en qué fijarme, escribo un mensaje privado después de revisar cada una de las fotos ...

El efecto bumerán

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Bienvenidos todo a otro episodio de “Los hombres de mi vida”, esta vez tenemos como invitado especial, no a un tipo de hombre en específico, sino a una característica de algunas personas que puede verse tanto como un elemento para favorecer la elevación de la autoestima, o como una maldición con la que no tienes ni idea de cómo lidiar, pero a la que, a la larga, te acostumbras.  Ante ustedes presento (redoble de tambores, por favor): el efecto bumerán, como lo he llamado toda mi vida, y que describe esa suerte que tenemos algunos mortales de que, sin importar qué tan lejos o fuerte o con cuántas ganas lancemos a nuestras exparejas, siempre, siempre, siempre regresan. También tenemos la variante en la que te dejan a ti, pero deciden, luego de consultarlo con la almohada por un tiempo prudencial, que no fue una buena idea y que estaban mejor contigo. A todo el que ha pasado por esta situación, estoy segura de que ha sentido en algún momento una rabia descontrolada por lo gilipollas q...

Reseteando

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Hace poco me encontré una de esas publicaciones en Facebook a la que consideré dedicarle más de un pensamiento.  Decía que hay libros que son lectura de una vez, pero hay otros a los que siempre regresaremos, no existe una explicación pues ya los hemos leído y conocemos su contenido pero nos encontramos volviendo una y otra vez. Igual pasa con las personas y entonces me acuerdo de Pablo Coelho y su reflexión sobre los tres amores que hay en la vida: el  primero, ese inocente y repleto de fantasías; el segundo: el imposible, pero no por imposible platónico, todo lo contrario, es aquel que nos desborda el alma y los sentidos, por el que vivimos y morimos, ese que nos arranca las emociones más auténticas y viscerales, por el cual jugamos a la cuerda con la fina línea que divide el amor del odio, y  al que siempre, por más que pase el tiempo siempre volvemos, en una suerte de reseteo;  como si lográramos borrar los malos ratos y empezar de cero, a conocerse por segunda, ...

Another Margarita

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¿Quién no ha deseado un affaire tras la barra de un bar de moda, o encima, o debajo? ¿Por qué será que esa superficie por la que discurren todo tipo de recipientes, manos y alcohol, resulta tan sexo-erótica? Debe ser porque también es en esa barra en las que se regalan sonrisas seductoras, susurros insinuantes por parte de clientas de labios rojos, que son casi siempre bien recibidas por el personal que se encuentra del otro lado. Nunca ordenar un trago, por el que además vas a pagar, se convierte en una misión de seducción tan ardua como cuando hay un hombre sexy al que lanzar el lazo. No, amigas y amigos, no soy una chica de la barra, pero confieso que en una ocasión saqué mi mejor labial rojo pasión y me propuse obtener de aquel barman, más que un trago gratis. Solo había un pequeño problema de 1.79, mi colega de blog. Pero como buenas amigas que somos y jugar limpio en materia de placeres siempre ha sido nuestro principio, acordamos que le íbamos a dejar al susodicho de ojos verdes...

¡Ay, doctor!

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Como quizás he mencionado en alguna ocasión, o tal vez no, el tiempo que no dedico a desprestigiar a mis “amores” del pasado, lo ocupo en formarme para, algún día, ser una representante respetable del noble arte de la medicina. Como os podéis imaginar, teniendo en cuenta que mi camino está por culminar, he sido víctima en varias ocasiones de la erótica de una mente más versada que la mía en lo profesional y, ¿por qué no?, lo sexual. Aquel verano de mi primer año de facultad fue el inicio de un tórrido romance que me llevaría a quitarme todos los complejos y restricciones de un polvazo, digo, plumazo. El año que duró aquella relación informal y furtiva, fue en el que descubrí qué era lo que le gustaba tanto a la gente del sexo, pues hasta entonces mi experiencia, aunque no escasa, había sido muy poco esclarecedora. Nunca sabré si era su conocimiento de la anatomía humana que le facilitaba encontrar el punto preciso, o su sabor latino de mulato caribeño, pero la química era innegable y c...

Una alumna más

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-Me excita la inteligencia- sí, ya sé que parece una frase robada a Tokio, protagonista de la Casa de Papel, pero es que al igual que ella, me ha tocado cada “profesor” en mi vida que solo puedo describir con los respectivos tres puntos suspensivos. He de admitir, por si hasta el momento no lo habéis notado, me gustan maduritos e intelectuales, y a mi alcance, por razones del destino, lo más cercano a esas aspiraciones ha sido el personal docente, desde la enseñanza secundaria y hasta la universidad, aunque no reniego que quizás en la de postgrado pueda haber algún afortunado… El caso es que sentirse una alumna más, cuando sabes al dedillo lo que se oculta tras la bragueta del pantalón, cuando eres la depositaria de miraditas, guiñitos y medias sonrisas, no vale la nota, pero el morbo no tiene precio…    Mell

No importa el tamaño de la varita, sino la habilidad del mago

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Chicas, guapísimas todas, nos hemos reunido hoy aquí para develar uno de los grandes misterios que acongojan al hombre desde tiempos inmemorables. Estoy segura de que muchas hemos dicho en algún momento la famosa frase “el tamaño no importa”, ya sea para calmar las inseguridades de nuestra pareja o para quedar bien y no demostrar lo superficiales que podemos llegar a ser o simplemente porque es lo que pensamos en realidad, pero lo que pocos saben es que: es la más pura verdad. No es tan importante el tamaño como la habilidad del susodicho para manejar la herramienta. Todos nos hemos visto comiendo con cucharas más grandes o más pequeñas, pero al final lo fundamental se cumple, y quedamos satisfechas dejando el plato limpio. Es muy común ver a los menos agraciados innovando en la cama para lograr que la mujer disfrute a pesar de lo que pueda faltar, pero estaremos todas de acuerdo que no hay nada más triste que un hombre orgulloso de su tamaño, pero escaso de habilidad. Las que hemos pa...

Indeciso, peluchito y el bohemio

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Por aquel entonces había terminado con el que era mi pareja, y aunque ciertamente no tenía deseos de tirarme a morir, si andaba medio tristona porque eso de decir adiós aparatosamente un 14 de febrero no debería tocarle a nadie y yo había puesto buena parte de mis esperanzas en aquella breve pero intensa relación. No obstante, la vida no se detiene porque tú necesites autocompadecerte, créanme al asunto de la autocompasión dedicaremos un capítulo más adelante; y toca lanzarse un poco a explorar el mercado circundante. Irrespetando el orden presente en el título voy a comenzar por el más cursi de todos. ¿Cuál es el mote más “dulce” que te han puesto? No, pero dulce al extremo de un paso de la Diabetes.  Solo diré que después del uso de ese cariñoso sustantivo el cual enunciaré a continuación, tuve que escoger entre la náusea perenne y el pasaje de autobús del autor a su provincia de residencia: “Peluchito”, solo fue pronunciado una vez pero tuvo un efecto polvo del Sahara, en el Nil...

Un viaje a lo desconocido

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Mi isla bella, tan calurosa como encantadora, rodeada de playas maravillosas que se sienten muy lejanas cuando la cuarentena del coronavirus te mantiene encerrada en plena ciudad; pero para aquellos que tuvieron la suerte de quedar confinados a la orilla del mar, esta pandemia no ha sido tan dura. Surfeando por mi página Facebook, que es por donde único se puede surfear a estas alturas, me encontré con una publicación de un joven de nombre navideño que mostraba unas fantásticas fotos de esas playas que me conozco tan bien, encabezando la exposición con la pregunta: “¿Alguien más tuvo la misma suerte?”. Ni corta ni perezosa, llena de orgullo por mi país, le contesté. Y así comenzó una bonita amistad, con una persona que no se parecía a mí en lo más mínimo, que tenía una filosofía de vida que me resultaba fascinante y que despertaba mi interés de una manera que hace mucho no lograba nadie. Hablábamos todos los días, a toda hora, de todos los temas habidos y por haber y así durante un mes...

La primera vez no vale la pena. Parte II

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A ver, si la vale, si te afilias al viejo refrán de que “En los que esperas al adecuado, diviértete con el equivocado”.  Y es que, aunque muchas veces al decir esta frase lo circunscribamos a aquel momento de la primera experiencia sexual, ciertamente el plano sentimental está lleno de inicios y a veces tristemente de finales. Pero como no quiero ganarme la enemistad de mi colega de blog, con quien acordé dedicar mi parte del capítulo a mi pintoresco primer contacto piel adentro, aquí les va: Era mi primer novio, pero no era un novio cualquiera, no. Además de estar unidos por razones más allá del amor, nos separaba la pequeña distancia de una década. Así que, si estamos hablando de sexo, es lógico esperar que alguien que te supere en años, también lo haga en experiencia, ¿verdad? ¡Error!- y no lo digo en tono histérico, pero es que una se espera otra cosa, no alguien que se encuentre con un himen flexible y piense que acaba de seducir a la virgen de los siete velos (o de los nueve,...

No se aceptan devoluciones

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¿Saben qué es lo malo de los regalos? Que generalmente no se pueden devolver. A ver, tranquilos todos, nadie me trajo un tipo envuelto en papel y con un lazo rojo, pero es mi manera de hacer referencia, si no al presente, sí al presentado. Yo he tenido varias fases de soltería, durante las cuales mis amigos han intentado presentarme a alguien que consideran digno, pero voy a referirme solo a una de esas ocasiones, donde el presentado vino de parte de mi mejor amigo, y en forma de chico díscolo y encantador. Recuerdo como si hubiera sido ayer que aquella noche la amiga que salió conmigo para aquella “cita doble” me miró con complicidad, dándome a entender que a ella también le había caído en gracia, que eso se convertiría en una amistosa batalla de coqueteos para llamar la atención del chico. Puesto que soy yo quien hace el cuento, está claro el resultado de aquella reyerta, que durante un par de meses tuvo los resultados más favorables, pero mi apretada agenda escolar no daba mucho mar...

Máster class

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Este capítulo iba inicialmente a referirse a Tinder pero después de la noche anterior decidí lo cambiaría por un poco de educación. ¿Cuántas veces has tenido un chat caliente con el hombre que te gusta? A veces ni siquiera es por su físico, pero el sexo de sus palabras es tan arrollador que mientras alguien te escribe y te describe determinadas acciones y comportamientos, la película en tu cabeza dista mucho del porno comercial, y transcurre desde el sexo vainilla, el BDSM, tríos, orgías hasta la modalidad más enrevesada posible de darse placer. Todo depende de la imaginación. Saber qué hacer y cómo hacerlo en esas circunstancias lleva una "capacitación" que además debe garantizar no aburrir ni aburrirse en el proceso, ¡y repetir! ¿Ah pero qué pasa cuando la historia la cuenta una mujer? Desde mi experiencia, no hay nada como enseñar a amarse a un hombre. Y no me refiero a problemas de autoestima, sino a amor del bueno. La masturbación es la primera manifestación sexual de am...

La primera vez no vale la pena

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A ver, no me entiendan mal, sí que la vale, al fin y al cabo, por algo hay que empezar, pero en esta terraza hay muy malas experiencias concentradas, no solo con la primera vez, sino con las diez siguientes, por poner un número, pero este artículo trata exclusivamente de la inevitable, inolvidable e insuperable, primera vez. Ahora procedo a aclarar, porque sé de buena tinta que mi primera pareja sexual está leyendo este blog, ansioso por este artículo en específico y listo para desilusionarse con su contenido. (Desde ahora me disculpo, cariño). Inevitable: por supuesto, como dije antes, por algo hay que empezar. Si bien me di el lujo de esperar al menos desacertado, aquel que me inspirara confianza y seguridad, estaba claro que, en mi caso, iba a llegar más temprano que tarde, así que el primer punto queda aclarado. Los malos tragos como las curitas, mientras más rápido, mejor. Inolvidable: puedo decir sin temor a falsear que recuerdo muchos de mis encuentros sexuales, por no decir la ...

Daddy

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- ¿Alguna vez has rezado?- Si ya sé que puede parecer una pregunta de respuesta simple - Pues claro, desde pequeños – responderán algunos. Otros dirán- No, eso no es lo mío. Yo soy laico, anarquista, transhumanista, hombres y mujeres de ciencia, eso de creer que un ser divino es la respuesta a todos nuestros problemas, no lo concibo.- Sin intentar ahondar en otras posturas al respecto, debo confesar que yo no he parado de rezar desde que conocí al padre de mi mejor amiga. Y es que me parece injusticia divina que un hombre tan, no sé describirlo de otra manera, especial esté a 3000kms de distancia y que una mujer con ojos en la cara y en el alma peque de no tomar las debidas cartas legales y astrales en el asunto. Ojalá que la casualidad más pronto que tarde se apiade de mí, porque: “(…)alto niño de caña y amapola,  ahora sé que sufro y que te amo.” Nicolás Guillén   Mell

El bardo

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Aprovecho la plataforma que me ofrece la comodidad de esta descabellada idea conjunta para airear una breve idea que ronda mi cabeza hace ya un par de años. A muchas nos complace lo maravilloso de un verso, nacido en lo espeso de una poesía, o lo hipnótico y absorbente de una prosa complaciente, porque sin importar que tan gélidas seamos, lo que nace del alma nos llama y nos seduce. Pero, cambiando sutilmente mi forma de hablar, vengo a decir que hay que saber dónde poner el límite. Si nos acabamos de conocer no espero para nada una declaración de amor en formato poético y rimbombante, que llega a mi teléfono en el momento en que decido ir al baño. Me pregunto si soy yo la que está mal, pero según mi experiencia, el tiempo es fundamental para sentir algo tan profundo como eso, pues solo con el tiempo vas a llegar a conocerme y podrás saber entonces si va más allá de la atracción y el interés, pero si vas a desnudar tu alma antes de decirme tu apellido o concertar una segunda cita, ento...

On line

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Si nunca ligaste por chat, fracasaste como usuario de las redes sociales. ¿Para qué existen estos espacios de intercambio si no es precisamente para eso? Encontrar viejos amigos, comunicarte con la familia, sí, sí, todo eso está muy bien; pero seamos honestos, la esencia es para conocer gente potencialmente atractiva con gustos y aficiones comunes o si no ¿para qué pidieran tanta información?  Creo que la primera experiencia de todos y todas es el choque con el multiverso que representa Facebook y por supuesto la poca habilidad para discriminar entre quienes aceptamos como “amigos” para que vean el contenido de todas las chorradas que publicamos cuando nos adentramos en las potencialidades que nos brinda esta opción peligrosamente recreativa. No obstante, una vez aprendemos el uso y disfrute, podemos dar rienda suelta a la imaginación y conocer posibles candidatos (atas) para establecer una conversación medianamente decente durante la cual puedes decidir si acabar follando o no. To...

El que persevera, aburre

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En esta ocasión, no me atrevo a decir que muchas de ustedes sean capaces de simpatizar con la situación que les presento hoy; pues soy consciente de que todas tenemos gustos diferentes en lo que a cortejarnos se refiere. Sin embargo, debo manifestar mi punto de vista respecto a esos hombres que llamaré, dulcemente, “insistentes”, con los cuales me he tropezado en múltiples oportunidades. Imaginemos algo: te levantas un día como siempre, despeinada y buscando a ciegas las gafas en la mesita de noche, te lavas la cara y te arreglas para salir al mundo a enfrentar otro caluroso día en la ciudad. De la nada, las circunstancias te llevan a conocer a un hombre atractivo, simpático y de trato fácil que entre miradas y coqueteos te deja claro que sus intenciones van más allá de preguntarte la hora o tomarte la orden, y con el paso del tiempo, y los encuentros, descubres que no te es indiferente. ¿Qué puede impedir que te lances a la aventura, marinera? Bueno, esa vocecita de abstracta intelige...

El bueno, el malo y el tío bueno

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No hay nada más feo para cualquier enamorado o enamorada, que la llamada friend zone. Todos hemos tenido ese amigo o amiga con intereses en nosotros más allá de la amistad, pero que pese a encontrarnos sin pareja y a su empeño en conquistarnos, el botoncito de “no va a funcionar”  se activa en cada intento suyo. A veces tendríamos que hacerle caso al instinto y entender que cuando lo único que se nos ocurre decir de alguien a quien consideramos pudiera ser nuestra pareja es: “que es tan bueno”, la relación está destinada a fracasar antes de empezar. Y es que todos sabemos entre el bueno, el malo y el tío bueno, a quien vamos a escoger; aunque si el malo está bueno se pone mejor la competencia.  Mell